Una escritora en Camac. Vivir en una residencia de artistas (II)
Hola, familia.
Pues aquí llego con el capítulo dos de mi aventura en Camac, dispuesta a contaros algunas cosas más de la zona, de la residencia, ¡y de lo que se me pase por la cabeza!
La verdad es que estar aquí es una pasada, aunque tengo que decir que a ratos me da rabia que, gracias a la maravilla que internet, no me deje desconectar 100 % de todo. Digamos que ha sido una semana intensa, aunque aquí todo ha transcurrido de forma tranquila.
Camac está en un pueblo muy tranquilo, pero la zona cuenta con algunas ciudades algo mayores. Hace unos días visité Nogent-sur-Seine acompañada por una de mis compis, Anne, una artista californiana. Lo cierto es que fuimos con las bicis que nos han dejado en Camac, que no son precisamente último modelo y no están pensadas para el campo... y qué campo. Un camino donde se te atascan los pedales con las matas de hierbas que hay y parece que no vas a poder avanzar. La verdad es que el camino entre dos se hace ameno y más cuando lllegas a caminos un poco más preparados para el ciclismo, y la vista es una pasada, pues el camino no se separa del canal que solía utilizarse para el transporte de mercancías a lo largo del río Sena. La ciudad tiene unas vistas muy chulas, a pesar de la central «nucelar», que, bueno, como casi toda forma de energía, tiene sus pegas, dejémoslo ahí. La iglesia fue lo que más me gustó, no sólo por la iglesia en sí, sino porque hacen algo que es de cajón, que es ponerte un cartelito en cada pieza para que sepas lo que estás mirando. Vaya invento fácil y sencillo para poder analizar bien lo que estás viendo, ¿eh?
El proceso creativo sigue su curso, puesto que los personajesy la historia ya están más o menos perfilados. Además, como decía, los franceses son gente amable y también se animan a contarnos a los guiris algunas cosas interesantes de la zona.
Con esto hemos podido descubrir que poco menos que somos poco menos que el reclamo turístico del pueblo. Parece ser que desde que se creó la residencia ha sido una referencia en el mapa para Marnay-sur-Seine. El lugar es famoso porque fue el punto de encuentro de muchos músicos de jazz, entre ellos Ray Charles o Little Richard. Fue el crítico de este género, Frank Ténot quien compró una vieja abadía y la utilizó para crear este lugar, y también para crear una colección de jazz con todo tipo de ejemplares antiguos, raros y especiales, que actualmente se guardan, en su mayoría, en la residencia de Ténot, donde vive su familia, pues él falleció en 2004.
Sé que todo suena muy romántico y pintoresco —y eso que no os he contado la historia de la mujer que llegó en un Cadillac rosa—, pero ahora viene lo que a mí me sorprende. Y es que este lugar parece un desierto. Me explico: nunchay nadie en la calle. Hay gente, los ves a veces en sus ventanas, pero, incluso en Nogent, la sensación es de un silencio algo extraño. A mí me da un poco de mal rollo, y creo que no soy la única.
¿A qué se debe esto? Yo creo que a varias cosas. Una es que la mayoría tienen un patio interior o un jardín dentro de la casa. Otra es que no hay ninguna cafetería o bar donde quedar. Pero, aún así, me sorprende que tan solo en algunos casosse ve gente salir ala playita del río. Las calles siempre estan vacías, nadie sale a pasear. Imagino esto en pueblos que conozco y supongo que, lo que me sorprende, es que en este pueblo no hay peñas.
Me da un poco de rabia porque es un lugar maravilloso, pero os aseguro que me genera cierta inquietud alejarme demasiado. Otra cosa que me da rabia es que con este tiempo y el Sena delante de mi terraza, me parece el planaz máximo ponerme ahí con una caña, un vino o un té o lo que sea, a última hora, cuando ya ha anochecido. Pues no. Aquí la gente a las 9 deben de estar todos durmiendo. ¿Qué sosos, no?
Hace años estudié en la universidad que la calidad de un paisaje se mide por la cantidad de tiempo que puede estar uno sentado mirando a su alrededor sin aburrirse. Por eso me da pena pensar que, a pesar de lo precioso que es este lugar, le falta esto.
Supongo que la situación cambiará en unos meses, cuando abran un café en el pueblo. Espero, por tanto, tener la oportunidad de pasarme por aquí más adelante y comerme mis palabras.
Aún así, no dejéis de venir a verlo. Vale mucho la pena y siempre podéis venir con vuestro propio vinito :)