Una escritora en Camac. Vivir en una residencia de artistas (V)
No quiero ponerme ñoñis, pero es que me queda dia y medio en Camac. Ha sido unaexperiencia maravillosa y tardaré en acostumbrarme de nuevo al mundo real. Pero no adelanto acontecimientos...
El último fin de semana estuvo plagado de actividades. Parece mentira que en un pueblo tan pequeñito como Marnay haya tanta vida, ¿eh? Pues así fue.
Para empezar he de contaros que en Marnay hay dos residencias de artistas, la otra se llama Maison Verte y trabajan junto con el Jardín Botánico de Marnay —sí, también hay un jardín botánico, y qué jardín botánico. Tiene una planta con sabor a ostras, para que os hagáis una idea—. El jueves Rachael, Pepa y Sole nos estuvieron enseñando sus proyectos. Al día siguiente, pudimos ver la puesta en escena en el jardín. Os cuento un poquito:
Rachael van Dycke es súper productiva y trabaja sin parar. Grandes lienzos y también pequeños, manchas de color que saber muy bien lo que representan... echadle un vistazo.
Pepa Mora es de Granada y le gusta el trabajo meticuloso. El año pasado estuvo en Camac y este año ha repetido experiencia en la Maison Verte. Este año ha trabajado con papel carbón de colores y ha desarrollado unos dibujos magníficos.
Soledad Fracchia es argentina y se inspira en cuadros clásicos para crear instalaciones espectaculares. Increíble la instalación que representa un jardín del Edén y que ha dejado para disfrute de todo el que se pase por el jardín botánico.
Por cierto, en Maison Verte aún tienen abierto el plazo para solicitudes, así que aún estáis a tiempo de pasar por aquí una temporada practicando vuestro arte.
Al día siguiente fuimos las artistas de Camac las que abrimos las puertas de nuestra residencia a la gente del pueblo y les mostramos nuestro trabajo. Yo me hice una vez más con la biblioteca y con ayuda de mi primo Ultano, preparamos una serie de fragmentos caligrafiados para darle un toque más visual a la historia. Una maravilla, una experiencia genial, ver cómo los habitantes del pueblo se interesaban por el proyecto de la novela que transcurrirá en Camac y Marnay precisamente.
No acaba aquí la cosa. Por si fuera poco, el domingo la gente del pueblo decidió prepararnos una despedida. La alcaldesa, Nicole, su hija Matilde, que son las dos adorables, junto a los ya conocidos habitantes del pueblo nos brindaron una tarde maravillosa en un lugar precioso. Lo cierto es que resulta impresionante lo cálidos y acogedores que han sido con nosotros. ¡Gracias, Marnay!
Y diréis... ¡no todo va a ser cachondeo! Se supone que yo había venido aquí a trabajar y a escribir mi historia. Pues sí, hoy mismo he terminado el primer borrador y me lo llevo bajo el brazo para revisarlo durante el resto del verano y con la idea de crear una colección de historias de artistas en más residencias, tal vez el añ que viene, tal vez más adelante. En cualquier caso, el reto de lograr un borrador, aunque sea pequeño, en un mes, ha sido una gratificante experiencia.
En fin, que esto se acaba. Mi balance de esta maravillosa experiencia es exageraamente positivo. El pueblo, el Sena, la residencia, el entorno, la gente de Marnay... todo esto ha sido maravilloso. Pero creo que lo más importante ha sido la vivencia de compartir espacio, tiempo e ilusiones con seis estupendas mujeres, hacía mucho que no pasaba tanto tiempo en un rollito tan «matriarcal» y lo cierto es que me ha encantado, que lasvoy a echar muchísimo de menos y que incluso estamos pensando en solicitar plaza el año que viene todas juntas en un nuevo lugar. Ojalá sea así.
A todas, que son grandes artistas y grandes mujeres, les deseo lo mejor y espero que nos veamos pronto, porque las voy a echar muchísimo de menos.
Au revoir!